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18 Dic 2023

Evaluación de la sostenibilidad ambiental y social de la producción de combustibles sostenibles para aviación

Actualmente, a pesar de que ASTM ha aprobado diferentes vías tecnológicas para la producción de combustible sostenible de aviación (SAF, por sus siglas en inglés) y que dicho SAF puede mezclarse en porcentajes relativamente altos con combustible fósil, existe un déficit en el desarrollo de las cadenas de suministro del mismo.

El proyecto BIO4A de Horizonte 2020, Biocombustibles Sostenibles para la Aviación, ha abordado esta limitación, demostrando la producción a escala precomercial a partir de materias primas sostenibles (residuos producidos en la UE), de SAF certificado conforme a las normas ASTM, incluyendo el suministro de materias primas y la logística del combustible.

Como parte del desarrollo del BIO4A, por un lado CENER ha llevado a cabo la evaluación ambiental y los potenciales impactos sociales de la cadena de valor propuesta, que considera la conversión de materias primas lipídicas, concretamente aceite de cocina usado (UCO), sebo de origen animal y aceite de camelina (CO), mediante el proceso patentado Ecofining TM de ENI, basado en la tecnología de Ésteres y Ácidos Grasos Hidroprocesados (HEFA). El estudio ha seguido la metodología descrita en la Directiva de Energías Renovables (DERII) para el Análisis del Ciclo de Vida (ACV) de biocombustibles.

En la evaluación ambiental se han analizado múltiples casos, asumiendo diferentes ubicaciones, opciones logísticas y protocolos de cultivo de camelina (específicamente la aplicación de diferentes enmiendas de suelo). Se trata de una planta que se está desarrollando como cultivo intermedio y alternativa para restaurar tierras degradadas, como aquellas de la región mediterránea de la UE que se han considerado en el proyecto. Como contribución destacable, los cálculos introdujeron el término Esca (ahorro de emisiones gracias a una mejor gestión agrícola), incluido en la metodología REDII, cuya aplicación ha sido limitada hasta ahora.

Todos los casos estudiados arrojaron resultados prometedores, ya que el ahorro de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) calculado fue siempre >65%, tal como lo requiere la DERII para que los biocombustibles sean cuantificados para los objetivos nacionales de energía renovable. En concreto, el estudio estimó un ahorro del 89% y del 85% respectivamente para UCO y sebo de origen animal.

Los casos basados en el cultivo de Camelina que utilizaron biochar, compost y combi[1] como enmiendas del suelo tuvieron un rendimiento todavía mejor,  mostrando ahorros en el rango del 107 % al 128 %. Estas cifras se debieron en gran medida a la consideración del Esca y de la prima por tierras degradadas restauradas (eB), también indicada en la metodología DERII. Cuando no se tienen en cuenta las aportaciones de Esca y eB, los casos de camelina (según los datos experimentales obtenidos de las pruebas de campo de BIO4A en España e Italia), suponen un ahorro de emisiones de GEI que oscila entre el 65% y el 74%, según el país y el cultivo.

En cuanto a la evaluación del ciclo de vida social, los impactos se han clasificado en diferentes categorías referidas a las partes interesadas (trabajadores, comunidad local, actores de la cadena de valor, consumidores y sociedad), que se ven afectados por la cadena de valor. Hay una serie de subcategorías de impacto referidas a cuestiones o atributos socialmente significativos, como la salud y la seguridad, el trabajo forzoso, la igualdad de oportunidades, la libertad de asociación, la participación comunitaria, el empleo, los derechos a la tierra, el trabajo infantil o las zonas de conflicto, entre otros. Se realizó un riguroso análisis comparativo de metodologías y certificaciones, lo que permitió identificar y definir 15 indicadores de impacto para su respectiva evaluación. En términos generales los resultados para todos los socios fueron positivos y se clasificaron en riesgo medio, bajo y muy bajo.

En resumen, podemos concluir que la cadena de valor de BIO4A y en particular el uso de camelina como materia prima, cultivada con biochar, compost y combi como enmiendas del suelo, proporciona un doble efecto positivo, al contribuir a descarbonizar el sector de la aviación y revertir la degradación del suelo. Además, los beneficios que se pueden generar a lo largo de la cadena de valor pueden impactar positivamente en la sociedad con la generación de empleos, crecimiento de las comunidades rurales y en el medio ambiente, entre otros.

[1] Combinación de 15% de biocarbón y compost.

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